Cuanto más me cuesta respirar, más alzo la vista buscando en el cielo la libertad que entre este laberinto de toxinas y animales racionales no encuentro. Sé que si dibujáramos en él todos los trayectos aéreos realizados en un mismo día, apenas se distinguiría entre líneas un píxel azul celeste. Sin embargo, dudo que sean las aerolíneas las que me impidan respirar conscientemente. Siento que hay una barrera mucho más densa que ensucia el cielo. A veces, incluso, dejo de sentirla y la veo. De verdad, me gustaría creer en Dios e imaginar el cielo lleno de colores pastel, nubes esponjosas y sueños realizados. Me encantaría no sentir que es una utopía extraña y contradictoria. Pero no es así y sufro al pensar que el cielo, encima de no ser más que una pesada barrera, está contaminado de basura ideológica. Y lo más triste es que, el día en el que desprenda mi último suspiro, no será extraño encontrarme tumbada bocarriba, con una cruz encima de la tierra que me separará del cielo y con la libertad escondida dentro de mi corazón.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me has recordado un post que tengo en borrador... Algo distinto en forma pero con un fondo semejante.
ResponderEliminarGran entrada.
Saludos.
esa hora son llegara a todos, pero para donde miremos sera cosa nuestra
ResponderEliminarAnimales racionales!!! bien dicho.Creo que la libertad es intrínseca y lo mejor de todo nadie puede compartirla contigo =D
ResponderEliminarUn abrazo y elocuente post!!
La foto,la foto..
ResponderEliminarImpresionante,ese click congelando ese reflejo de paz.
El escrito... Estamos deseosos de que una mañana al abrir los ojos,al tomar el café para despertar los sentidos..salir a la calle y notar que no es un día como cualquiera,que el aire que golpea el rostro trae consigo ese anhelo llamado: Paz.
Conservando ideas,Mirona.