
Quién dice que tener miedo entorpece el camino. Es él el que intensifica mis deseos, el que me protege de las decepciones y a la vez el que sabe tratar a mi voluntad, tan descarrilada últimamente. En su ausencia me relajo y la inocencia me supera. Protejo mi vida como si realmente me perteneciera y siento como se ralentizan mis nefastos aspavientos. De vez en cuando mi mirada se estanca en una mentira y casi siempre mis deseos se ocultan en su estúpido mundo ideal. Qué torpeza la mía, mira que intensificar todo aquello por lo que nunca me atreveré a luchar. Qué coraje más escéptico, qué corazón más idiota. Pobre del que intente ser origen de mis exagerados suspiros. Compadezco a aquellos que pretendan averiguar de dónde provienen mis enclenques energías, pues no seré yo la culpable cuando la voluntad de otros se vea mermada al soportar el peso de mi hosca mirada. Que no me miren. Y, sobre todo, que no me engañen. Que no me mientan que eso ya no me da miedo. Que me abran los ojos para así recuperar, no mi miedo, sino el miedo a no tenerlo... mi miedo a no tener miedo. Que nada ni nadie entorpezca mi camino.
Te deseo mucha suerte en tu camino, y los que entorpezcan tu camino fracasen en el intento.
ResponderEliminar¡Besos y abrazos!