VÁLGAME

Por suerte, mi sistema de olvido sigue como nuevo: enciende la luz roja cuando no debo redundar en algún sentimiento encerrado hace tiempo y la verde cuando tengo que acordarme que en un pasado tuve que transformar en algo negativo la emoción que tozuda retorna, para nuestro bien. Es de agradecer el que no pierda facultades, nunca se sabe por dónde la muerte puede empezar a acechar. Por eso, además, he desarrollado una técnica preventiva de lo más eficaz: una luz ámbar que me avisa cuando se acercan a mi corazón situaciones que normalmente se resuelven en un desenlace no favorable para mi persona. Una luz con un parpadeo que indica que lo mismo puedo dejarla entrar como escupirle a la cara. No me interesa aprender de los errores, no creo que necesite más dolor para ser feliz y así, me basta con no olvidar que olvidé algo. Por suerte, mi sistema de olvido sigue como nuevo. Y como por cuarta vez me vuelve a pasar, no queda otra que no perder el norte. Ay, “válgame San Rafael, tener el agua tan cerca y no poderla beber”